Sócrates, el padre de la filosofía
Sócrates, es el padre de la filosofía para muchos, fue mucho más que un pensador en su época. Su arma principal era la dialéctica y su vida se basaba en su austeridad. Te lo contamos:
Sócrates nace en Atenas en el año 469 a.c. Poco sabemos de su infancia y de sus primeros años de vida. Su gran agudeza y facilidad de palabra destacaba ya con 18 años, realizando tertulias y discutiendo sobre la perfección moral. Además del padre de la filosofía para muchos, si bien es cierto que existieron filosófos antes como Tales de Mileto, pocos pueden negar que indudablemente es el padre de la lógica.
Sócrates, el padre de la filosofía, lo cuestionaba todo. Para él la sabiduría no existía y era completamente relativa. Con este arma de buscar siempre la pregunta acertada, era al mismo tiempo la pregunta incómoda para muchos que se decían sabios. Gracias a esto Sócrates se ganó numerosos enemigos , que acabarían siendo vitales a la hora de decidir su suerte.
Su forma de vida lo llevó siempre a vivir en la pobreza, por decisión propia, ya que consideraba nimios los bienes materiales y toda su vida se basaba en la búsqueda de la perfección moral. Su abstracción era tal cuando pensaba, que era capaz de quedarse en el mismo sitio todo el día sin decir una sola palabra.
El oráculo de Delfos, siempre con sus vaticinios abstractos, predijo que Sócrates era el griego más sabio. El propio filósofo se sorprendió mucho. Por ello decidió buscar a los Sofistas, los sabios del momento (que cobraban verdaderas fortunas por enseñar), para descubrir si verdaderamente eran sabios. Mediante la dialéctica, Sócrates desmontaba su sabiduría a base de preguntas, haciéndoles ver a ellos mismos que no sabían nada delante en ocasiones de multitudes de personas. De esta forma Sócrates, el padre de la filosofía, llega a labrarse enemistades por toda Atenas, especialmente entre los Sofistas, si bien es cierto que muchos otros lo adoraban.
Sócrates llegó así a la conclusión de que sí era el hombre más sabio de Atenas, ya que el al menos sabía que no sabía nada. Al revés que los Sofistas, nunca cobraba por sus clases, ya que realmente el sólo enseñaba a encontrar las preguntas lógicas que hacer para llegar siempre a la conclusión más lógica, aunque en ocasiones no tuviera respuesta.
Sócrates, el padre de la filosofía : Vida y muerte
Las guerras del Peloponeso llamaron a Sócrates en numerosas ocasiones a filas en el ejército. Cabe resaltar que muchos historiadores destacan a Sócrates como un gran guerrero, fuerte como pocos. Atenas siempre en guerra con Esparta, cae en grandes oleadas de peste. Debido a los asedios de los espartanos, los atenienses se veían sitiados en las murallas de la ciudad, lo que producía un aumento de población enorme y por la tanto también de desechos y enfermedades que acababa produciendo la peste, incluso llevándose en ocasiones a la mitad de la población.
Con cuarenta años Sócrates se casa con Jantipa, una niña de 19 años, que no soportaba vivir en la austeridad, pero que acabaría amando a Sócrates por su moralidad y su filosofía. Con ella tendría tres hijos. Entre todos los discipulos de Sócrates, cabe resaltar a Platón, que completaría la filosofía de Sócrates con sus propias ideas y acabaría siendo profesor de Aristóteles.
Llegado un momento, Atenas cae en manos de los espartanos y es gobernada por un tirano , que acabaría acusando a Sócrates de no creer en los dioses griegos y corromper a la juventud. Nada más lejos de la realidad. Sócrates mediante la búsqueda de la perfección moral había sido elegido para comprobar su fidelidad al régimen, teniendo que realizar un asesinato con conveniencias políticas y económicas para demostrarlo, a lo cual Sócrates se negó.
En su juicio, lejos de arrepentirse Sócrates trató de crear preguntas lógicas y acabó llegando a la conclusión de que no tendría que ser sometido a juicio, si no ser nombrado como el benefactor de la sociedad. Esto enfuereció a los jueces, que lo acabarían condenando a muerte. Ante tal injusticia, su amigo Crito le proporcionó una salida de la cárcel y de Atenas, ante la cual Sócrates también se negó, debido a que pensaba que la ley había que cumplirla, por muy injusta que fuera. Sócrates acabaría bebiendo la cicuta de una forma totalmente serena, pensando en la inmortalidad de su alma.